Trucos para el tiro a la perdiz al salto
La caza de la perdiz al salto es la modalidad que, junto a la del conejo, cuenta con mayor número de practicantes en nuestro país. En este artículo Gonzalo Gómez Escudero trata cuál debe de ser la técnica de tiro a emplear en esta disciplina.
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Para cazar perdices en mano no sólo hace falta ser un buen tirador, pues esta modalidad exige al cazador tener unas buenas piernas y unos grandes conocimientos de las costumbres de los animales en el campo.
Ser un buen tirador nos permitirá aprovechar ese momento en el que la perdiz levanta su vuelo ante nosotros para abatirla
Para cazar perdices en mano no sólo hace falta ser un buen tirador, pues esta modalidad exige al cazador tener unas buenas piernas y unos grandes conocimientos de las costumbres de los animales en el campo. Ser un buen tirador nos permitirá aprovechar ese momento en el que la perdiz levanta su vuelo ante nosotros, casi siempre sobrecogiéndonos con el sonido inconfundible de su potente aletear, para poder abatirla con un tiro certero bien dirigido hacia ella. Por ello, vamos a repasemos las situaciones más habituales que se le pueden presentar al cazador en una jornada de caza al salto.
Otra trayectoria muy común en el tiro en mano y a veces derivado del fallo a la perdiz de pico, es aquella en la que la perdiz nos pasa volando por encima y la tenemos que disparar alejándose de cola a una altura media. Ante este tipo de lance, la mejor forma de realizar el disparo es apuntando ligeramente por debajo, de manera que a la hora de apretar el gatillo tengamos situada la silueta de la perdiz sobre el punto de mira.
Otra dificultad es que cuando las perdices ya van estando fogueadas, cada día se resabian más y levantan el vuelo a mayores distancias, y la que levanta el vuelo más cerca, siempre agudiza el ingenio para hacerlo detrás de una mata, un árbol, o tapada por una roca. A pesar de que el vuelo de la perdiz se caracteriza por su gran potencia y alta aceleración, debemos contar con que, cuando arranca, su vuelo parte de cero, así que su velocidad inicial no es un factor a su favor, porque aunque parezca muy alta no lo es, razón por la que el adelanto no debe ser muy grande; todo lo contrario que ocurre en los ojeos, donde la perdiz viene a gran velocidad, haciendo uso de ella como su mayor defensa. Por este motivo, repito, a la perdiz en mano, en general, con correr una medida no demasiado pronunciada la mano por delante y por la trayectoria que el pájaro va realizando, será suficiente para poder abatirla.
La perdiz, cuando sale volando, suele realizar una trayectoria ascendente, por lo que el adelanto que requiere esa perdiz, tan común en la caza al salto, debe calcularse por encima de ella, lo que normalmente conocemos como “tapar la pieza”.
(Texto y fotos: Gonzalo Gómez Escudero).
Las perdices levantadas por otros compañeros
Los tiros a perdices que vienen volando levantadas por otros compañeros y que cruzan por delante de nosotros, son los que más debemos adelantar, ya que los disparos cruzados, es decir, los que su trayectoria llega a formar un ángulo de 90º respecto a la posición del cazador, son los que necesitan un adelanto mayor, y a medida que este ángulo se vaya cerrando, iremos disminuyendo ese adelanto.Tiro de pico
Hay un tipo de vuelo de la perdiz al que el cazador tiene cierto temor a fallarlo, me estoy refiriendo al tiro de pico. En realidad, técnicamente el tiro a las perdices que entran de frente es uno de los más sencillos, ya que con sólo apuntar a la perdiz por debajo de ella, es decir, a las patas, y pegar un pequeño tironcito a la escopeta hacia arriba para taparla y disparar inmediatamente que la tapemos, el acierto estará prácticamente asegurado. Cuanto más delante de nosotros queramos efectuar nuestros disparos más tendremos que taparla.Otra trayectoria muy común en el tiro en mano y a veces derivado del fallo a la perdiz de pico, es aquella en la que la perdiz nos pasa volando por encima y la tenemos que disparar alejándose de cola a una altura media. Ante este tipo de lance, la mejor forma de realizar el disparo es apuntando ligeramente por debajo, de manera que a la hora de apretar el gatillo tengamos situada la silueta de la perdiz sobre el punto de mira.
Perdiz alejándose en ángulo
Si tuviéramos que elegir el tipo de trayectoria de vuelo que más veces se le presenta al cazador en una jornada de caza al salto sería la de una perdiz que se aleja de nosotros con más o menos ángulo. Para efectuar este tipo de tiro con un porcentaje de éxito grande, hay que tomar dos precauciones antes de apretar el gatillo: una, apretar fuertemente la culata sobre nuestro pómulo, y otra, tapar ligeramente a la perdiz con la punta de los cañones en el momento del disparo. Los motivos más frecuentes del fallo en este tipo de tiro, suelen ser levantar la cara, precipitarse en los tiros, o buscar un adelanto erróneo por los lados, cuando sólo hay que apuntar a la perdiz.Practicar el swing en todas las trayectorias
Son infinitas las trayectorias que podríamos comentar, así como sus adelantos y las formas de llevar el swing en cada situación. Por ello, la mejor forma de poder practicar nuestros disparos en la caza será haciéndolo sobre platos lanzados con máquinas situadas en pleno monte y que imitan la mayor parte de las trayectorias realizadas por las perdices, algo que podemos realizar en cualquier campo de tiro con canchas de recorridos de caza. Nosotros así lo hacemos en nuestra escuela de tiro, ya que de esta forma podemos repetir las veces que sean necesarias una misma trayectoria, hasta que el cazador aprenda perfectamente cómo disparar a cada trayectoria. Los resultados son espectaculares, os lo aseguro, comprobándose después en el campo.La perdiz en mano
El tiro de la perdiz en mano técnicamente no es excesivamente complicado. Lo que ocurre es que hay una serie de condicionantes que lo dificultan, por ejemplo, el hecho de que cuando llegamos al momento del disparo vamos, como vulgarmente se dice, con la lengua fuera, por el esfuerzo que supone caminar horas y horas a paso ligero detrás de las perdices.Otra dificultad es que cuando las perdices ya van estando fogueadas, cada día se resabian más y levantan el vuelo a mayores distancias, y la que levanta el vuelo más cerca, siempre agudiza el ingenio para hacerlo detrás de una mata, un árbol, o tapada por una roca. A pesar de que el vuelo de la perdiz se caracteriza por su gran potencia y alta aceleración, debemos contar con que, cuando arranca, su vuelo parte de cero, así que su velocidad inicial no es un factor a su favor, porque aunque parezca muy alta no lo es, razón por la que el adelanto no debe ser muy grande; todo lo contrario que ocurre en los ojeos, donde la perdiz viene a gran velocidad, haciendo uso de ella como su mayor defensa. Por este motivo, repito, a la perdiz en mano, en general, con correr una medida no demasiado pronunciada la mano por delante y por la trayectoria que el pájaro va realizando, será suficiente para poder abatirla.
Por qué dejamos los tiros bajos
Un error muy común que provoca numerosos fallos en este tipo de caza, consiste en dejarse los tiros bajos. Cuando la perdiz nos sorprende, es tan grande el estrés que nos provoca que queremos, ante todo, verla con nuestros ojos, con lo que los cañones de la escopeta se convierten en un incordio y nuestro instinto nos provoca bajarlos ligeramente para así ver mejor a la perdiz, lo que hace que nuestros tiros se queden ligeramente bajos. Como solución, no es malo tirar con una escopeta recta, es decir, que veamos un poco de la solista de los cañones. De esta forma el tiro irá más alto del punto al que apuntamos, solucionando así el problema.El truco de tapar la pieza
Cuando vemos que levanta una perdiz, deberemos captar cuanto antes la trayectoria que ésta describe en el aire para así poder juzgar el adelanto y el punto exacto en el que queremos situar nuestro disparo.La perdiz, cuando sale volando, suele realizar una trayectoria ascendente, por lo que el adelanto que requiere esa perdiz, tan común en la caza al salto, debe calcularse por encima de ella, lo que normalmente conocemos como “tapar la pieza”.
(Texto y fotos: Gonzalo Gómez Escudero).
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